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Colación
( Cuento breve – por el curicano )
Rudolfo Valentín llega al casino del hospital como cada día, es un usuario habitual a la hora de colación; su madre ya fallecida, le habría puesto ese nombre en honor al actor que volvía locas a las adolescentes de su época y a ella.
Rudolfo Valentín Risopatrón, es alto, no mal parecido, llama la atención de todos los funcionarios por su buena “facha” y a esa hora no pasa inadvertido, a pesar del gentío, que en grandes grupos se turnan para almorzar.
«Rudol», como muchos le llaman, no hace la fila como todos los demás para retirar su almuerzo, no requiere del “vale” que da la institución, tampoco debe pagar en efectivo; es, sin duda un privilegiado, tiene dispensadores con los distintos manjares a su disposición, solo debe elegirlos y tomarlos.
Hoy seleccionará un menú contundente, tiene demasiado apetito, bien sabría a esta hora, un buen trozo de pollo asado, acompañado de arroz o papas, sopa de sémola que es su predilecta, ensalada de brócolis, betarragas, pan, doble porción de jugo de fruta, flan de leche y jalea.
Camina despreocupado, se mueve con prestancia y altivez por entre las mesas atiborradas de comensales bulliciosos. Con decisión toma una bandeja color gris, tenedor, cuchillo, cuchara sopera, cuchara de postre y servilletas y va por su merienda. Busca, busca y rebusca en cada parrilla y bandejero repartido por el amplio comedor y nada de nada, no queda nada…… Las facciones de su rostro entristecen y sus intestinos hambrientos y decepcionados se contraen…..….
Aquella funcionaria rubia de anteojos marrones, se le ha adelantado y ha vaciado cada desecho de las bandejas en una gran bolsa plástica de color negro y otra vez, como ha sido frecuente en el último tiempo, las mascotas de aquella dama, se comerán su almuerzo…….
FinL